Editorial ¡Conectados! N. 4 – 2024

¿Cómo vives la Estabilidad en el colegio y en tu vida?

“En mi vida amando a mi familia. Trato de estar presente en todo sentido para ellos: momentos de esparcimiento, de frustración, contemplación, de compartir con otras personas, etc.

En mi trabajo  saben que pueden contar conmigo, que voy a cumplir con lo que me piden, aunque de repente me cueste.

Para mí la estabilidad es uno de los factores importantes de la vida y eso lo consigo de la mano de Dios”.

Patricia Varela, encargada pastoral de apoderados.

“Dentro del colegio se puede vivir la estabilidad de diferentes formas: desde lo más “básico”, que puede ser el llegar temprano, al ser constante, y por ende estable, en la oración, escrutada, etc.

Dentro de mi vida he logrado vivir la estabilidad planificando mis horas dentro de la universidad con las horas de tutoría.

El colegio tuvo un rol fundamental dentro de mí para poder desarrollar esta característica benedictina, a través de la tutoría y las diversas actividades que esta entrega, además de poder ir fortaleciendo mi relación con Dios”.

Ignacio Meyer, tutor y asistente equipo de servicio.

“La estabilidad en mi vida ha sido espontánea y casi sin percibirla, puesto que siempre he visto a mis papás firmes, en equilibrio, perseverantes, optimistas, con fe en Dios y con fuerza para avanzar a pesar de los obstáculos que se les han presentado durante su vida.

Al pasar el tiempo, esta característica benedictina la he ido fortaleciendo en las distintas experiencias, encargos y roles que me han encomendado.

Agradezco mi vocación que me inspira a diario y que me empuja a ser estable, porque ¡sé que mi trabajo es importante!, que tiene un impacto en los estudiantes, en sus vidas y en la construcción de un mundo mejor.

Mirar la vida con optimismo y enfrentarla con alegría y esperanza me ha permitido ver las causas del fracaso o las experiencias difíciles como temporales, en lugar de permanentes. Busco siempre perseverar en mis convicciones, en vivir la caridad y confiar en el camino de Dios conmigo”.

Alicia Muñoz, gestión escolar.

“Confieso que es primera vez que me hago o me hacen esta pregunta. ¿Estabilidad emocional, laboral, personal? No, estabilidad espiritual. Confieso además desconocer absolutamente qué característica debe tener un benedictino.

Sin embargo, con el tiempo que llevo en el colegio, he aprendido y entendido algo: reafirmar mi fe en Dios, compartir su Palabra, sus enseñanzas y su espiritualidad.

Comprender, empatizar y seguir su camino con el respeto, el amor y la solidaridad con todos y para todos. Entonces, si esto es la estabilidad benedictina, puedo decir que es el camino correcto. ¡Bienvenido!”

Álvaro Gatica, encargado de seguridad y operaciones.

“La estabilidad benedictina la vivo día a día en el colegio, y en mi casa con mi familia, mis hijos, mi marido y las personas con que me rodeo: son una fuente inagotable de amor y de esperanza que me hacen avanzar y enfrentar los desafíos diarios, me llena de energía, me renueva.

Los estudiantes son la fuente primordial en mi trabajo de esta estabilidad, donde se encuentran las situaciones más complejas por un lado y la mano que se puede tender al otro. La motivación son ellos, donde Dios está presente en cada una de mis decisiones y acciones que pueda tomar, sin ello sería imposible, junto a esto me renueva día a día”.

Cecilia Pantoja, responsable ciclo vocacional.